Meditación de la práctica docente ante los cambios.
El arte de
enseñar tal como se ha definido desde la época griega, hasta los diferentes
matices que se han dado en la edad contemporánea, no pueden soslayar de los
siguientes elementos: docente, alumno, contenido y contexto. Como maestros
sabemos que, para poder lograr aprendizajes significativos, necesitamos un
sinfín de técnicas, métodos y estrategias que vamos aculando a lo largo de
nuestra experiencia y que gracias a nuestros estudiantes vamos adquiriendo,
porque no se puede aprender el arte de enseñar, sino se enseña, y es en ese
terreno donde nos vamos dotando de múltiples aptitudes, desarrollamos nuestros
talentos y dones al servicio de nuestros estudiantes.
La
didáctica debe ser un instrumento al servicio de la educación que le impregne
análisis, reflexión sobre la práctica docente. Nuestra labor sucede
regularmente dentro de las aulas, cuatro paredes que pueden ser caóticos,
aburridos o donde se despierte la curiosidad, la reflexión, el interés, en
otras palabras, el aprendizaje. Sabemos que para que el aprendizaje sea una
realidad, no tenemos los maestros un recetario de como hacer que un alumno
aprenda, ya que ese ser humano, está inmerso en un contexto social, psicológico
y biológico que van a condicionar la manera en la que el estudiante aprende.
Del mismo modo, nosotros los maestros, somos seres humanos que poseemos las
mismas necesidades en mayor o menor medida, insertos en una realidad. En
consecuencia, a través de la las teorías educativas vamos perfeccionando
nuestra forma de enseñar y ponemos en práctica nuevas estrategias de
aprendizaje en pro de la formación de nuestros alumnos.
Por consiguiente, enseñar es una labor que a juicio de quien escribe y partiendo de la experiencia aculada, requiere de algunos de los siguientes elementos: responsabilidad, ética, profesionalismo, formación continua y amor por la humanidad. Responsabilidad frente a nuestras acciones, ya que somos quien acompaña a los alumnos en su tránsito por el camino académico y debemos ser conscientes que influimos de manera positiva o negativa en nuestros estudiantes, ya que podemos alentar o desalentar en ese tramo llamado aprendizaje, de allí la necesidad de actuar de forma responsable. En este mismo sentido, la ética orientará nuestra labor, ya que no somos ajenos a ser movidos o tentados por conductas que puedan dañar nuestra profesión y nuestra imagen como docentes, por lo que la ética jugará un papel importante para poder responder de una manera correcta. Por otra parte, el profesionalismo, dará a nuestro papel actuar de una manera ética y con apego a los conocimientos a la vanguardia que rijan la disciplina que atendamos en las aulas y de la imagen que impregnemos a nuestro papel en la sociedad. Ahora bien, por medio de la formación continua somos llamados a la actualización y a la formación continua; como docentes sabemos que el conocimiento es inacabado e infinito, por lo tanto, debemos estar actualizados toda la vida, ya que, de lo contrario, seriamos incongruentes con nuestro papel, además de ser rebasados por las nuevas generaciones en cuanto al uso de las tecnologías y de todo lo que la ciencia pueda ir descubriendo. Respecto a lo anterior, tenemos el deber de actualizarnos en cuanto a la implementación del Marco Curricular Común de la Educación Media Superior(MCEMS), ya que establece nuevos escenarios en cuanto a la contextualización y aplicación de estrategias de enseñanza y aprendizaje para lograr que nuestros estudiantes de media superior, aunado a las características de esta nueva generación de adolescentes. Ellos son nativos digitales y requerimos aprovechar esas habilidades o encauzarlas para la gestión del aprendizaje de nuestros alumnos. También necesitamos nuevas formas de relacionar conceptos, progresiones, UACS, y trabajar de forma colaboratva en los colectivos docentes.
Finalmente, amor a la humanidad, siendo conscientes
de que somos parte del género humano. Por consiguiente, considerando al otro como
uno mismo, y procurando su bienestar. Es entonces, desde esa perspectiva que
nuestros alumnos son seres que van a desempeñar roles de decisión o participación
en un futuro, que sin lugar a dudas, afectarán a otros. Por lo tanto, de allí
radica la necesidad de formar, hacer un buen acompañamiento para que nuestros jóvenes
sean buenas personas, buenos ciudadanos que abonarán al mejoramiento de su contexto.
Formación socioemocional en el MCEEMS
Como bien
sabemos, en nuestro país, el Estado tiene la rectoría de la educación. Al
respecto el artículo 3 de la Constitución Federal, párrafo 11, señala que:
Los planes
y programas de estudio tendrán perspectiva de género y una orientación
integral, por lo que se incluirá el conocimiento de las ciencias y humanidades:
la enseñanza de las matemáticas, la lectoescritura, la literacidad, la
historia, la geografía, el civismo, la filosofía, la tecnología, la innovación,
las lenguas indígenas de nuestro país, las lenguas extranjeras, la educación
física, el deporte, las artes, en especial la música, la promoción de estilos
de vida saludables, la educación sexual y reproductiva y el cuidado al medio
ambiente, entre otras.
Por otra
parte, el artículo 5, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM) establece que:
Toda
persona tiene derecho a la protección de la salud…En todas las decisiones y
actuaciones del Estado se velará y cumplirá con el principio del interés
superior de la niñez, garantizando de manera plena sus derechos. Los niños y
las niñas tienen derecho a la satisfacción de sus necesidades de alimentación,
salud, educación y sano esparcimiento para su desarrollo integral.
Como
podemos apreciar, resulta obligatorio para el Estado, fomentar la educación
integral, de las niñas, niños y adolescentes en el sistema educativo nacional.
Por lo tanto, será necesario establecer los mecanismos para poder implementar
en las escuelas públicas, una educación con acciones que tiendan a mejorar la
salud, y el bienestar de los niños, ya que es obligación de las autoridades velar
por los derechos de los menores.
Es importante, mencionar que los menores tienen reconocido el derecho humano a la educación, y que esta debe ser integral, ya que debe atender el aspecto físico, intelectual y emocional. Resulta necesario hacer hincapié que es vital que el Estado garantice el derecho a la salud de los infantes y adolescentes y que, a través de la educación, se deben establecer las bases para que las nuevas generaciones adquieran hábitos saludables desde la escuela y con acciones que lleven a ser el mandato constitucional una realidad, máxime que el artículo 1 de la Ley Suprema establece en su artículo 1, párrafo tercero establece las obligaciones que las autoridades educativas educativas están obligadas a observar.
Es así como
la formación socioemocional llega a ser un aspecto de la educación del
estudiante de educación media superior, donde aprenda a reconocer sus emociones
y gestionarlos para un desarrollo armónico de las y los alumnos, en aras de
forjar ciudadanos que contribuyan al desarrollo de sus comunidades o contextos
donde se desenvuelvan. Obviamente, con
el desarrollo y atención de estos aspectos se estará abonando al aprendizaje de
los estudiantes, así como los indicadores de eficiencia terminal de cada
subsistema.
En este
sentido, el Marco Curricular Común de la educación Media Superior(MCCEMS),
establece los recursos socioemocionales dentro del curriculum ampliado, con el
objetivo de trabajar la formación integral del estudiante de bachillerato,
consecuentemente agentes sanos que transitarán a la educación superior o al
ámbito laboral.
El
curriculum ampliado dentro del recurso socioemocional, establece cinco ámbitos
de formación socioemocional, en el cual tenemos la educación para la salud. Es
vital que los planteles aterricen junto con el colectivo escolar la atención
del recurso socioemocional de bienestar emocional efectivo.
Como es de
apreciarse, la nueva propuesta implementándose en nuestro país, pone especial
atención en esta formación integral de la que hemos viniendo hablando,
estableciendo como un ámbito de formación lo referente a la salud de los
estudiantes, dentro del cual tenemos ubicado la salud mental, que se tiene
abandonada en los centros educativos públicos. En este tenor, es apremiante
poner especial atención a esta parte de la salud de nuestros jóvenes, para
poder ofrecer la tan anhelada formación integral a nuestros adolescentes para
tener sociedades sanas.
Ahora
tenemos los instrumentos jurídicos para atender la educación socioemocional de
nuestros niños, niñas y adolescentes. Sin embargo, la legislación no será
efectiva sino, se destinan los recursos que se requieren en las escuelas
públicas.
Con
tristeza podemos apreciar que en el primer año de implementación del MCCEMS,
algunos subsistemas eliminen los ámbitos de formación socioemocional por falta
de partida presupuestal. Es allí donde vemos que no es que no tengamos leyes, o
la normatividad que regule lo que hacemos en las escuelas, sino que no se logra
comprender el trabajo en las aulas, porque la mayoría de las veces las
decisiones se toman desde los escritorios, sin destinar los presupuestos
económicos, desde el centro del país, donde no se toman en cuenta las
necesidades de las distintas regiones del país. Esperemos que la nueva reforma
rinda frutos y que no sea una de las tantas reformas que ha tenido el país y
que en ocasiones solo sirven para fines políticos y en nada abonan a la calidad
de la educación.
No obstante
lo anterior, tenemos las directrices como planteles, y como docentes para poder
orientar nuestro quehacer educativo, y gestionar desde nuestro ámbito de
competencia lo que este a nuestro alcance para hacer realidad la formación
emocional de nuestros estudiantes. Con esto, abonar en una sociedad más justa, más
humana, más sana.
Mas información.
Felipe García Pasión.
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